No tengo mucho que decir, el helado de frutillas debe ser el favoritos del heredero (de los que le preparo, al menos) y siempre que llega la época de frutillas, me lo pide.
He probado muchas, muchísimas recetas. Y la gran mayoría da como resultado algo rico y agradable… que después de 24 horas en el freezer se transforma en una piedra incomible.
¿Este? Sale un poco más decente.
Helado de frutillas
- 850 g de frutillas lavadas y sin hojas
- 60 ml de bebida alcohólica 80% (vodka, ron, cointreau, etc)
- 250 g de azúcar (100 + 150 g)
- 500 ml de crema de leche o Fleiscream
- 1/2 taza de jarabe de vainilla
- 1/2 cucharadita de sal
- 15 ml de jugo de limón (1 cucharada sopera medidora)
Separar unos 180 g de las frutillas y picarlas finito. Combinarlas con el alcohol y 100 g del azúcar en un frasco y macerar unas 2 horas en la heladera.
Mientras esperamos, procesar el resto de las frutillas y colar la pulpa y las semillas. Reservar el jugo resultante, la pulpa no la usaremos pero no te atrevas a tirarla.
En un bol batir la crema con el azúcar restante hasta que esté bien firme. Mientras se bate, incorporarle el jarabe hasta formar un lindo merengón.
Agregar el jugo de las frutillas y seguir batiendo. Si usamos Fleiscream (y no he probado con crema de leche) el batido no bajará gran cosa. Al contrario, subirá a medida que agregamos el volumen extra de jugo.
Agregar y jugo de limón y mandar al freezer hasta que se cumplan las 2 horas del macerado.
Cuando se haya cumplido el tiempo sacar la frutilla macerada y colarla. El líquido no lo usaremos, pero tampoco lo vamos a tirar.
Agregamos las frutillas a nuestro helado, mezclamos y colocamos todo en un tupper con tapa y vuelta al freezer hasta que tome la consistencia adecuada.
El veredicto
Antes de juzgar el sabor del helado debo decir que esta es una receta que me resulta hinchapelotas. El helado comúnmente no tiene tantas vueltas. Es el sabor, crema, azúcar o leche condensada y ya. El problema son las frutillas, que teniendo tanto agua forma cristales al congelarse y no hay manera de lograr un helado cremoso.
Y que conste que probé con todo: con azúcar invertido (que baja el punto de congelamiento del líquido), cocinando las frutillas para evaporarle el agua (tipo mermelada), con base de natillas… Solo me faltaba probar con alcohol y sal.
La apariencia de este helado es algo rara. El color rosado a pesar de ser completamente natural parece ultra artificial. Super «chicle globo». Incluso los pedacitos de frutilla resultan raros y «artificiales» siendo que conservan su apariencia y textura.
En términos de textura debo admitir que el resultado, sin ser acojonante (sí, «acojonante», y no lo es) es satisfactorio. El helado se cristaliza muy levemente. Lo suficiente como para oírlo y masticarlo un poco, pero no demasiado como para no poder formar bolitas con la cuchara de helado. En la boca es levemente «crocante», pero sin perder mucho lo cremoso. Los pedacitos de frutilla quedan con la textura perfecta.
¿El sabor? No sé si será por el agregado de la sal, pero es a la vez un tantito demasiado dulce y otro tantito demasiado salado para mi gusto, pero aun así muy agradable. El sabor a frutilla es el correcto, no tiene para nada gusto a frutilla cocida (helado de mermelada) y se destaca bastante. Rico.
¿Lo único que no me gustó? Un aftertaste amarguito que me deja el ron con el que maceré los pedacitos de frutilla. No lo llego a notar cuando como el helado, pero sí un ratito después de terminarlo.
Los sobrantes
Otra cosa hinchapelotas de esta receta son todos los sobrantes que tiene. Para mí no hay nada peor que tirar comida, así que hay dos cosas que se me ocurre preparar con estas sobritas.
Daiquiri de frutilla
Mezclamos la pulpa con el alcohol, jugo de limón y soda (o gaseosa de limón), hielo y ajustamos según lo que mejor nos parezca. O prepararlo de la manera que a uno le guste más, claro.
Mermelada/salsa de frutilla
Nuevamente mezclamos los sobrantes, pero esta vez los mandamos a una cazuelita al fuego. A medida que se va cocinando (y se va evaporando el alcohol) le agregamos algunas gotas de jugo de limón y probamos, a ver si no necesita más azúcar.
¿Cómo sé si ya está? Cuando al «cortar» con un cucharón el fondo de la cazuelita podemos ver notablemente el fondo.
Ante la duda, separar una cucharadita en un plato y dejar enfriar (meter unos segundos al freezer si es necesario). Una vez a temperatura ambiente le pasamos el dedo para controlar el nivel de viscosidad. ¡Y listo!