Así que ya es 2013, qué lo tiró.
Como se puede ver en estas últimas entradas, preparé bastantes recetas nuevas aparte otras tantas viejas. Esta entrada será también una nueva receta, para no perder la costumbre… Que sí, mejor perderla por un tiempo y volver a una dieta un poquito más balanceada. 😛
Esta vuelta es sobre las natillas que tuve que hacer poco después de mi «atracón» de helado (que no, no me lo comí todo de una: de hecho todavía tengo una buena cantidad).
¿Por qué digo «tuve»? Porque soy de esas personas que no pueden tirar comida. No es que me haya criado en la extrema pobreza ni nada, pero dejar comida hasta que se ponga fea se me hace tan terrible como tirarla. Y habiéndome quedado yemas de los helados (que quedan bien con claras en nieve) me pareció bien prepararme algo con ellas.
La verdad es que hasta que fui a buscar recetas para usar mis yemas no tenía mucha idea de qué fueran las natillas o su contraparte en inglés, el custard…Aparte de ser el nombre del gatito de Strawberry Shortcake, Frutillitas. No voy a mentir, no hizo falta mucho más que esa referencia para que me decidiera a elegir esa receta. Ni hablar de lo fácil que es, ni que usa ingredientes que prácticamente siempre tengo en casa.
Esta versión es super facilona, robada de acá.
Natillas – Custard
- 4 yemas
- 1/2 taza de azúcar
- 1 generosa cucharada sopera de harina
- 2 tazas de leche
- 1/2 cucharada de esencia de vainilla
- Opcionales: ralladura de medio limón o naranja, canela, etc.
Batir los huevos con el azúcar y agregarle la harina. Apartar.
Agregar a la leche la esencia de vainilla y la ralladura (si se la usa) y calentarla hasta que hierva (yo puse todo 4 o 5 minutos al microondas). Agregar la leche gradualmente a la mezcla de huevo con azúcar mientras se revuelve.
Calentar todo en la hornalla hasta que levante hervor, revolviendo contantemente. Bajar el fuego (no dejarlo hervir) y seguir mezclando 5 minutos más… o hasta que espese (lo que pase primero) . Si se tiene un termómetro apropiado, a los 82-83°C las natillas estarán en el punto adecuado.
Retirar del fuego, dejar enfriar y luego refrigerar.
Servir bien fría y con canela si se desea.
Voilá! |
La receta que usé advertía de mezclar cada tanto mientras se dejaba enfriar para que no se forme la típica película de estos postres… cosa que jamás sucedió. Tengo entendido que esto sucede en los postrecitos que llevan fécula de maíz, pero como este lleva harina tal vez se explique.
Esta receta, aparte de facilísima es realmente muy rica, aun «pelada» (no usé ninguno de los opcionales). El marido lo comparó con el postrecito Shimy, aunque para mí es bastante más rico ya que tiene gustito a yema, no solo a vainilla. El heredero al principio no lo quería probar y cuando finalmente lo hizo… no lo quiso largar. ¡Niños!La verdad recomendaría esta receta a cualquiera con chicos, ya que es una alternativa bastante interesante a los típicos postrecitos de supermercado. Y no es que tenga nada contra ellos (muy por el contrario) pero ese gustito a yema no se lo he sentido a ninguno.No dudaría en agregarle chocolate derretido (o incluso Nesquik) para una versión chocolatosa, dulce de leche o esencias de otros sabores ¡y colorante! Es una receta que da para mucho. 🙂
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