A ciegas gourmet

Anoche tuve el gran placer de ir a presenciar el gran espectáculo «A ciegas gourmet», en el Teatro Ciego de Buenos Aires.
La idea fue de Mr. Dorima, que pidió ir como regalo de cumpleaños (¡felicidades de nuevo, corazón!). Ya había oído del espectáculo y mucho no me llamaba, pero cuando Mr. Dorima pidió de ir e investigué un poco se me prendió el interés.

Voy avisando que si bien no pretendo spoilear nada, tampoco es que podría. Se trata de una experiencia sensorial completamente opuesta a lo que es sentarse a leer un blog. Para el que no tiene la más pálida idea le cuento que esta es una obra de teatro ciego (completamente a oscuras), donde aparte de estimularle a uno el oído, el olfato y el tacto, también estimula el gusto ya que incluye cena.

 

 

Todo comienza en el vestíbulo de la sala, donde a la luz de pocas velitas nos explican como va a ser. Nos cuentan cómo vamos a entrar a la sala (ya completamente a oscuras), cómo nos van a guiar para sentarnos, sobre cómo está presentada la comida y cómo se manejan con respecto a la bebida.
Le dan a uno un buen tiempo para aclimatarse a la oscuridad, para experimentar la comida (que solo al final te cuentan exactamente qué es) y para poder comentarla con el acompañante. De más está decir lo gracioso que es esto, ya que es una variedad muy bien seleccionada como para hacerle laburar a uno el bocho, sea por tacto, olfato, etc.
¿Y el gusto? Preguntarán. Es suficientemente convencional(…oide) como para que sea muy poco probable que te toque algo que no te guste (hinchapelotas presente) pero suficientemente inespecífica como para identificarla de una. Debo destacar lo abundante que me resultó, que fui con la idea de que era más tipo «degustación» y al final me costó llegar al postre.

El espectáculo empieza mientras uno aun esta comiendo. Es super variado en música y sonido y los actores son de lo más talentosos. De más está decir que no se limita solo a lo que uno pueda oír, ya que incluye algunos olores (aparte de la comida) y en más de una instancia el tacto. Sin ánimo de spoilear, recuerda un poco al ExtraTERRORestrial Alien Encounter, si tuvieron el placer de experimentarlo.

En el sitio del show cuentan que «En una oscuridad total, guiado por la cadencia de la voz de la cantante y acompañado por el pianista Carlos Cabrera, el espectador recorrerá los principales estilos musicales del planeta». Me parece que no es una descripción acertada. Así dicho imaginé que se concentraría más en la parte musical. Y la música tiene un rol importante y está muy bien lograda, pero es solo una parte de un conjunto narrativo que lo abarca. Al fin y al cabo es «teatro ciego» y no simplemente «música a ciegas».

¿Puede fallar?

Sí, puede. Y no me refiero a la obra, sino a esta espectadora. Fui a (no) ver la obra como cualquier persona normal, esperando lo que se puede esperar (que no es mucho: la obra tiene muy poco de convencional y es la idea) pero jamás me imaginé ver tanto.
Y es que si bien siempre supe que tenía los cables cruzados (casi literalmente, soy sinésteta), jamás pensé que fuera a influir tanto. Entiendo que es algo normal que ante la privación de algún sentido el cerebro se descalibre un poco y uno perciba medio raro, por decirlo de alguna forma. Me pareció hasta natural ni bien entramos ver ruido blanco y algunas otras «visiones» que supuse tendrían que ver con el acostumbramiento de los ojos y el cerebro a una condición para nada habitual como es la completa oscuridad.

Lo loco fue cuando empezó el show y junto con la música empecé a ver cosas. Al principio se trataban de luces de colores de formas ténues, pasando por coloridas formas símil humo. No recuerdo exactamente cuál fue la canción, pero en un momento me evocó la imagen de una flor azul, inicialmente una rosa. Esta visión fue especialmente interesante ya que Mr. Dorima en algún punto la compartió, aunque no estoy segura de que fuera durante la misma canción.
Durante la parte del safari lo que vi fue similar a la siguiente imagen, pero en movimiento y con una textura como de plumas. Más hacia el final percibí circulitos en tonos anaranjados.

 

Creo que la única queja que tengo con respecto al show es la duración y tiene que ver con la sinestesia que tengo sumada a cualquier hipersensibilidad auditiva. Ya para el final (pasado el intervalo) los sentidos se me sobrecargaron al punto de que me costó mucho seguir el hilo del show. A veces no entendía las palabras que escuchaba y no lograba cazar gran cosa (yo solo escuchaba a los demás reirse). Las visiones en cierto punto me distraían demasiado y me complicaba que al cerrar los ojos no desaparecieran (d’ah).

En la parte del flashback (la de rebobinar el cassette) el olor -que no pude identificar, la climatización y mis visiones me causaron un trip bastante desagradable, aunque por suerte breve. Ahí tuve la suerte de descubrir que lograba apagar las visiones cuando comía (beber no me sirvió). Me debo haber bajado media panera durante esta parte.
Para ser justa también debo aclarar que en cierto punto del espectáculo (la parte de Brasil) también sentí algo que solo puedo calificar como euforia.

Vale aclarar…

No, no consumí nada antes del show. De hecho, soy de esas personas raritas que tiene cero droga recreacional, aparte del colmo de ser abstemia. Y no es que tenga nada en especial contra el alcohol o las drogas, pero luego de experimentar esta obra creo que entiendo mejor por qué jamás me interesaron.
Y es que para uno que siempre fue así lo normal es que los números sean de tal o cual color, que los sonidos tengan tal o cual forma y que los olores tengan esa o aquella textura. Y en ese sentido, creo que lo más curioso del show fue comprobar que las visiones -por ejemplo- no se correspondían a lo que intelectualmente pudiera esperar de los sonidos.

Otra cosa que quisiera aclarar es que ser sinésteta tampoco es algo de otro planeta. Creo que todo el mundo debe serlo en alguna medida y también por eso es bueno ir acompañado: para comparar la experiencia.
En ese sentido Mr. Dorima me comentó que recién hacia el final empezó a tener alguna que otra visión y no experimentó la sobrecarga que yo tuve.

En definitiva

Andá. Posta, no dejes de ir. La única forma en que no te resulte entretenido es… No sé, si tenés alguna fobia importante.
Pocas veces me ha tocado presenciar espectáculos tan completos y tan parejos en términos de calidad. La ambientación es genial, la actuación de lo más entrañable, la música impecable y… hasta la comida es rica y abundante.
Ni siquiera es caro si nos ponemos a pensar que hay descuentos (si uno sabe googlearlos) y que la cena viene incluída.

Andá. Pero después me contás, ¿eh?

 

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