Hoy no se me ocurre ni el título para el post.
No dormí bien, y por ende tampoco me desperté bien.
Hace dos días abrí el primer paquetito de golosinas del paquete de Rokko. Se trató de esto:
Se trata de las más mononas galletitas con pepitos de chocolate.
Ah sí, ¿les conté que son de té verde?
Son demasiado chiquitas y bonitas y casi perfectamente iguales entre sí.
¿Y el sabor?
Y, es té verde con cachitos de cocholate… Sí te gusta el té verde dale pa’delante.
Pero no es mi caso.
No sé qué tiene el té verde (aparte de su típico sabor) que la verdad jamás logró agradarme. Y como si eso no fuera suficiente, tiene un no-sé-qué, una textura a polvo que no logro tragar.
Así las cosas ni con dulce de leche pasaron las galletitas, aunque no fue por falta de intención.🙁
En otros temas, ayer en el Centro encontré una de esas librerías medio escondidas que tienen cualquier cantidad de vejestorios. Nunca le había dado bola, pero como tenía que hacer tiempo entré a chusmear.
Vi que entre los vejestorios, había una enorme cantidad de esas «revistas» que traen regalitos (miniaturas, réplicas de medallas, relojitos de bolsillo, cajitas de porcelana, pipas, etc).
Al principio mucha bola no les di, hasta que vi la bandejita de ahí arriba. No me creo mucho que sea de plata, pero imaginé que quedaría super adorable con mis chucherías, y no le pifié.
¿El precio? La barbaridá de 8 pé.
Así las cosas, no sé si cuando vuelva la próxima semana no me traiga el resto del jueguito de té (recuerdo haber visto una teterita). 🙂