Son días de bastante trabajo y demasiado calor.
Hoy mismo tenía insoportable al heredero (y estaba insoportable también yo) así que tuve la excelente idea de meter al enano en la bañadera y abrir el agua fría.
Éxito instantáneo.
Con calor y todo, sigo super ocupada.
Todavía estoy reciclando la comida de las fiestas. Sonará super desagradecido, pero se me complica MUCHO si todos los invitados deciden traer comida en demasía y se niegan a llevarse aunque sea un poquito de vuelta. En especial cuando son frutas y verduras.
Todo muy lindo pero en casa somos solo 3 (de los cuales uno y medio somos hinchapelotas con la comida), y entre que muchas veces no comemos en casa y las veces que comemos, no necesariamente «cocinamos», las cosas frescas no duran mucho en ese estado.
Lo primero fue meter una barbaridad de carne en el freezer. Lo segundo, enchufarle una parva de lechuga a mi Má. Lo tercero fue hacer mermeluda.
Hace poco me había tocado hacer mermeluda de frutillas, ya que me habían quedado varios parientes a los que les debía un frasco.
Frutish mermelud. |
La siguiente fue de uva, ya que mi suegro quiso hacerse el tradicionalista, comiendo las 12 uvas a medianoche y… obviamente se olvidó. Creo que ni necesito decir que él fue el que más comida me enchufó.
Medialunas, por ejemplo |
Estas medialunas son las nuevas niñas de mis ojos. Una vez más, las fotos no les hacen justicia.
Y un pancito glaceado |
¿Ouch? |
En el interín sufrí un pequeño accidente.
Nada grave, pero de puro tonta derramé como un tercio del frasco de pintura roja sobre mi mano y la mesa. Cantidades industriales de quitaesmalte fueron necesarias para limpiar el desastre que hice.
Desvergonzado homenaje |
Lo último que estuve haciendo fue este «homenaje» a cierto anillo de cierta famosa marca.
Dejémoslo ahí y en lo lindo que me salió. 🙂