Ya llegó la temporada de frutillas, así que ya me puse a despotricar (porque tocarlas hace que por poco y no me de lepra) y a cocinar.
No me canso de decirlo: el color de esta mermeluda quedó increíble. Son este tipo de cosas que me hace preguntarme por qué corchos se inventó el colorante. También me hace responderme, y preferiría no hacerlo. :/
Esta vuelta me animé y agregué jugo de limón, como vi en algunas recetas que encontré webeando. Bah, en realidad no se decidían: algunas decían dos cucharadas, otras 100 ml… Yo le tiré medio limoncito a ver qué onda.
Mr. Dorima dio el veredicto de «perfecta». :3