Ayer fuimos de choppin’ con mi Má. Más que nada cosas que necesitábamos para las próximas vacaciones, ya que somos dos anormales que solo salimos de compras cuando literalmente no tenemos que más ponernos… La verdad me hacía MUCHA falta, ya que entre el round de ropa que se autodestruye de lo gastada y mi reciente lucha contra las polillas, no me queda gran cosa en el guardarropas.
Avellaneda de nuevo volvió a brillar por la facilidad de conseguir lo que buscábamos y a muy buenos precios. No compramos demasiado, pero mi Má se fue chocha. Yo me fui exhausta y acalorada.
Como cada par de meses, James volvió a las andadas. Cómo me divierto cuando aparece y nos mandamos tonterías y taradeces. Ojalá no viviera en el otro hemisferio. O no fuera un desaparecido de aquellos…
La verdad no tengo mucho más que contar, ya que últimamente mi vida se limita a ser un gran efecto colateral, sobre lo cual ya escribí suficientes rants para el resto del año.
Ayer encontré la nueva FIERRO en el recibidor y el traidor de mi marido jamás me avisó.
Todo mal.