A riesgo de perder los pocos lectores que he de tener (Google Analytics no me deja mentir), voy a bloguear sobre mi primera experiencia con The Box.
Tranquilos, no voy a matarlos de aburrimiento describiendo qué es (ya lo hacen muy bien en el sitio).
A ver Ants, vos que sos tan… hippie… ¿Por qué te uniste a algo tan consumista?
El motivo principal porque me uní a algo que suena tan ladri es porque me sobra la plata.
Nah, ojalá.
Más bien, tenía una plata en DineroMail que jamás me convenía sacar (por lo que cobran en las transferencias y eso) pero que al mismo tiempo me horrorizaba tener ahí, por eso de la inflación y demás. Patético pensar que PayPal me resulta más útil que DineroMail… pero real.
¿Y qué onda?
La verdad, la experiencia viene siendo positiva. Luego de hacer muchas cuentas y deliberarlo con el cocodrilo en mi bolsillo, me di cuenta que si saco todos productos semanales durante un año, me iban a salir unos 70 centavos cada uno. Si le sumamos los $2,2 del subte (ida y vuelta, porque no vivo cerca), no llega a $3 por producto.
Esta primera vuelta me llevé lo siguiente:
Para empezar, la verdad es que no hay una GRAN oferta de productos, pero calculo que la cosa ha de crecer. Al fin al cabo esto abrió hace menos de una semana. Igual supongo que la premisa es que te lleves cosas muy nuevas o que normalmente no consumirías. Mi caso es el segundo impulsado justamente por el hecho de que por lindo o útil que parezca un producto «jamás pagaría tanto por esta mierda«.
Así las cosas, me caí un poco de culo al ver el ticket.
Al principio, descreída, me dije «Claro, estos seguro te inflan maaaal los valores así tenés la ilusión de que ahorrás«. Será que yo siempre pasé de largo por la góndola del desodorante de ambientes, pero posta: Por más sensor de movimiento que tenga, ese chirimbolo no puede salir casi $60.
Porque no puede.
El hecho es que cuando llegué a casa, de puro curiosa, fui a certificarme de que «Seh, capaz que esos precios son reales…» y no se me ocurrió mejor idea que chusmear la web de Disco. Total, es sabido que en Disco son unos careros de mierda, seguro hasta ellos habrían de venderlos por menos.
La cuestión es que luego de fijarme, tuve que torcerme mi propio brazo ya que no tenía nadie que lo hiciera por mí. ¿El precio de los disquitos de inodoro? $13 y monedas. ¿El del desodorante? $64 y monedas. O_O Cabe destacar que había una misma versión del producto al 50% (aun, a $32 y monedas) pero sin pilas (el que me traje las incluye).
OK. No compro en Disco habitualmente. Pero igual, tampoco compro ese tipo de cosas, en parte por lo caras que están. Simplemente no me da gastar tanto por cosas que capaz terminan siendo una bazofia… Así al menos ni duele.
Lo que me pareció medio pedorro es que no aclaren qué presentación del producto es la que hay en la tienda. Por ejemplo, para el fijador Roby muestran el tubo grande, mientras que el que podés llevarte es uno chiquitito. Está bien: si no sos de usar habitualmente, es un despropósito caer con un tubo grande. Pero el chiquito es tan «económico» que ni tapa tiene. Lo mismo con la cerveza Quilmes: en la web te muestran la botella, pero lo que hay en la tienda son latas.
Al menos no todos los productos son así, y varios otros vienen en sus envases comunes. Incluso los vinos.
Así que por lo pronto es una experiencia positiva: Mi caso no será el más común, pero no es un mal uso para plata que de otra manera tenía parada (y yo perseguida por el fantasma de la inflación mientras tanto).
Después está el hecho de que en términos culinarios soy la peor (ok no, pero) todos los días preparo lo mismo. Esto al menos le va a despertar el cocinero interior a Mr. Dorima, cosa que tanto le gusta. Y si dios quiere, consumiremos menos salchichas.
Si alguno se copó y quiere probarlo, no tiene más que decirme y le mando una invitación.
…Sí, podés registrarte vos solito desde el sitio; pero con invitación se ganan puntos y esas cosas. 😉