Él estaba en pelotas. Porque por lo visto así era como atendía la verdulería que su papá tenía en el mismo local donde otrora funcionara Camelot. Esto era en el pasado, porque su Pá todavía estaba vivo (y muy probablemente también atendiera la verdulería en pelotas).
Hacía frío, así que me abotoné mi muy majo tapado de tweed mientras esperaba que cerraran
(me pregunto si yo también estaría en pelotas, a pesar del tapado…).
Soñar con él, quien es siempre bienvenido en mi vida (onírica o no), debe haber sido lo único bueno de la noche. Entre mosquitos y accidentes nocturnos, el mequetrefe no durmió bien. Y obviamente yo tampoco.
Él al menos volvió a dormirse fácilmente, yo estuve horas hasta poder conciliar nuevamente el sueño. Más que nada porque me fui a dormir muy temprano a causa de un dolorcito de cuello algo hinchapelotas… Vamos bien, ¿eh?
Nota mental: conseguirme un tapado de tweed.