Trastorno Afectivo Estacional

Hace unos años se me dio por «confesar» en redes sociales que padezco de SAD («trastorno afectivo estacional» por sus siglas en inglés). Esto no es nada planeado en el marco de una causa mayor ni mucho menos, simplemente llegó la época del año en que empiezo mi tratamiento y me pareció un momento apropiado para hablar de ello. Y «momento apropiado» no es solo una cuestión de hey, me acordé que estoy mal de la cabeza, sino que se me ocurrió que estoy en un lugar y momento de mi vida en el que puedo hablar de esto sin que me afecte. Luchar contra el estigma de las enfermedades mentales y esas cosas que no son tan livianas como pueden llegar a sonar en las campañas.

¿Pues qué es el SAD? Wikipedia lo explica mejor que yo, así que pegate una leída. Yo te espero.
(Como suele pasar, la misma entrada en inglés tiene más y mejores datos).

La realidad es que no conozco a nadie más con SAD, así que solo puedo hablar de mi propia experiencia. ¿Querés contarme de la tuya? ¡Contactate conmigo que realmente me interesa!

¿Cuándo comenzó esto del SAD, Antie? La verdad no estoy segura, pero tuve algunos indicios desde la adolescencia. Ya en el secundario me resultaba poco probable la coincidencia de que mis «mejores ideas» (artísticas, al menos) las tuviera siempre en Septiembre. Hoy sé que en efecto no era coincidencia: Simplemente reanudaba las funciones luego de un período de «hibernación» creativa. Tampoco es coincidencia que mis peores depresiones hayan sucedido cuando vivía en departamentos con poca o nula exposición solar.

¿Y cómo te diste cuenta que lo tenías? Siguiendo links de Wikipedia alguna vez me topé con la entrada sobre el SAD y luego de leerla pensé «Mierda, esto tiene demasiado sentido».

Ah, pero entonces no es que tengas un diagnóstico posta… Es verdad. La realidad es que cuando fui a plantearle a mi terapeuta que creía que tenía SAD, su respuesta fue «Tal vez lo tengas, tal vez no». Su respuesta me pegó algo mal y se sintió algo ninguneante, por lo que nunca volvimos a hablar del tema.
Hablando con amistades que se identificaron con mis posts me doy cuenta que esta es una respuesta algo común. Total, es normal bajonearse en invierno. No puede ser para tanto…

¿No? Sé que a nadie le gusta levantarse temprano, pero de ahí a físicamente no poder hacerlo y que tu humor decaiga con el mercurio en el termómetro no es sano. En primavera-verano puedo tener una vida diurna normal. En otoño-invierno necesito dormir hasta tarde y recién puedo despabilarme a eso de las 4 de la tarde después de una larga siesta. Lógicamente eso no ayuda a dormirme a una hora decente y así mi ritmo circadiano se va al carajo todos los años.

Vos lo dijiste, a nadie le gusta… Sí, pero una cosa es que te moleste, otra es no poder hacerla porque tu cuerpo no responde y te sentís un muerto vivo. Quien me conoce sabe que estoy en buena forma física, sin embargo en un mal día me agoto solo de agacharme para enchufar un aparato. Me gusta pensar que los que tenemos SAD somos como Birdman, que sin el sol nos debilitamos.
(No, Superman no es lo mismo. Sin sol Supi se vuelve Clark Kent de tiempo completo, el SAD me deja como a Birdman a merced de los villanos).

Aunque mejor dejemos a Harvey Birdman fuera de esto…

Con el SAD no es que pasan cosas malas, uno no sabe manejarlas, se salen de control y ahí termina uno: tendido en la cama demasiado despierto como para dormir, pero demasiado agotado como para vivir y demasiado chinchudo como para convivir con la humanidad.
Bah, capaz que sí pasan cosas… Pero todo mágicamente se resuelve cuando llega la primavera (o un poco antes si la temperatura ayuda) y vuelve a comportarse como si nunca nada hubiera pasado.

Año tras año.

¿Varios días nublados y con frío? LA MUERTE. Creo que fue en 2015 que hubo un período muy especial en que estuvo nublado como por dos semanas seguidas. Recuerdo haber oído que mucha gente (sin SAD, vale aclarar) se quejaba de estar especialmente bajoneada ante la falta de sol. El chiste habitual era que los bebés que habían nacido dos semanas atrás aun no conocían el sol.
Lo peor es que en el mundo civilizado se sabe que hasta el 10% de las poblaciones puede tener SAD, pero hasta donde yo sé no existe ninguna información de como esto nos afecta a los Latinoamericanos.

¿Y cómo lo manejás? Y, al principio, cuando no sabía qué corno tenía, no lo hacía. Y así tuvieron que aguantarme los meses de invierno durante varios años. El cansancio obviamente llevaba al mal humor así me pasaba meses enteros chinchuda. 2010 fue el año en que no solo descubrí el nombre de lo que tenía, sino que decidí hacer algo al respecto. El invierno de ese año me había dejado especialmente mal, completamente incapaz de sentir nada mínimamente agradable y totalmente intratable. Lo único que hacía en la vida era comer y estar frente a la PC. Jodido cuando tenés hijos, pareja y casa que atender, ¿no? Ese año luego de deliberarlo mucho decidí obtener una lámpara de luminoterapia, de esas que se promocionan específicamente para el SAD. Me costó tomar la decisión porque no se trataba de algo barato y tampoco es que tuviera siquiera un diagnóstico como para tener alguna certeza de que me iba a servir. Pero funcionó. En marzo del 2011 empecé por primera vez el tratamiento preventivo y fue rarísimo. No me di cuenta inmediatamente (es difícil notar algo por su ausencia) pero recuerdo especialmente un día de invierno en que íbamos en el coche y al oír alguna canción que me gustaba en la radio me puse cantarla. Y se sintió extraño. Y si bien era bueno, también era raro estar de buen humor un día de invierno sin razón aparente.

¿Y en qué consiste este tratamiento?  Es tan simple como despertarme 15 minutos más temprano de lo habitual y pasarme ese tiempo frente a la lámpara. Los primeros minutos me deja algo ciega, por lo que estoy con los ojos cerrados (igual sirve, ¿eh?) pero pronto puedo abrirlos y en seguida me encuentro completamente despabilada y lista para empezar mi día. Los primeros días de cada temporada siento que tanta luz me da un poco de dolor de cabeza y cierta hipomanía pero a los pocos días se pasa, lo mismo que los síntomas del SAD. Empiezo el tratamiento a fines de Marzo y lo corto en algún punto de Agosto (cuando siento que ya no lo necesito).

¿SOLO ESO? Y… sí. Capaz hago otros 15 minutos si siento que los primeros 15 no son suficientes, pero solo eso.
A veces me da un poco de cosa que el tratamiento sea tan fácil. Pero mejor así que con antidepresivos, ¿no? Nada contra ellos si hacen falta, pero si existe una solución más eficaz y sin efectos colaterales, tanto mejor. Así las cosas me da cierta culpa de no haberme puesto las pilas y haberme conseguido la lámpara antes, aunque realmente tampoco es que supiera lo necesario para encarar un tratamiento.
Los años que llevo con mi depresión bajo control son para mí una bandera. Esto que tanto me jodía no solo era real y efectivamente lo tenía (aunque mi terapeuta no estuviera de acuerdo), sino que se podía tratar. Fácilmente, para colmo.

¿Y qué recomendaciones le darías a alguien que cree que está en la misma? Si es invierno, le diría que haga lo posible por dejarlo pasar. Sé que en invierno el cuerpo directamente no responde como para ponerse las pilas y buscar tratamiento. En los momentos en que uno tenga más energía tratar de educarse y leer todo lo (científicamente chequeable) que internet tiene para ofrecer. Eso hice yo.
Una vez que llegue la primavera y se tenga una disposición (no una «mejor», con una disposición alcanza) conseguirse una lámpara de luminoterapia/fototerapia para SAD. Tengo entendido que las luces comunes no sirven más que de placebo, por lo que no las recomiendo. Mi lámpara (una Phillips GoLite Blu) es un modelo «económico» que conseguí a través de eBay. Con esa parte del tratamiento cubierta, se puede pensar en realizar ejercicio físico. No solo está bueno por eso de que el SAD suele incluir hambre sino que ayuda a combatir el resto de los síntomas. Doy fe que con «luz y fuerza» se pasa mejor el invierno.
Sonará loco, pero si de casualidad tenés la posibilidad de elegir, mudate a un departamento o casa luminoso. Si sobreviví 29 años sin tratamiento creo que fue gracias a los departamentos soleados donde me tocó vivir.

Por último, creo que estaría buenísimo hablar más al respecto. Porque ahora sé que no estoy loca (ok, sí… pero no mucho), que no soy una vaga (ok, sí… pero no de esa manera) sino que estoy más cerca de la hibernación que la mayoría de la gente. Dicen que mi serotonina y mi melatonina se vuelven locas y por eso no puedo funcionar. Tan real es lo que sufro que cuando lo trato mejoro y si no te lo contara jamás sabrías lo hecha mierda que he estado. Y que seguro volvería a estar si lo dejo de tratar, porque con esto voy a tener que lidiar el resto de mi vida.
Así que bancame, ¿sí? Si estoy muy chinchuda mandame tomar sol y no a la mierda. Te juro que no soy yo, es la depresión.

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