Productividad al mango

Esta semana vino con muchos cambios.
El principal es que me puse a hacer ejercício. Así de la nada, una noche que el Maridón se me fue a jugar al póquer se me dio por desempolvar mi vieja Wii Fit.
Así las cosas me puse el objetivo de hacer media horita de ejercicio todos los días, y lo vengo manteniendo. 🙂

Y la verdad es que debería darme vergüenza decirlo, pero todavía me sorprendo con lo poco que hace falta ejercitar para -por ejemplo- no tener dolores. A los dos días de empezar ya se me habían ido la mayoría… Reemplazados obviamente con esos otros dolorcetes que causa el uso de músculos que una no sabe ni que tiene. Pero bueno, es de esos casos en que «no hay mal que por bien no venga». Al menos en esta semanita ya bajé como un kilo entero. ¡Yay!

Así todo, el día de hoy viene super productivo:
– Me levanté temprano para mandar al niño a la escuela.
– Hice ejercicio.
– Saqué la ropa seca del balcón.
– Lavé otra tanta (con las cortinas) y la tendí.
– Limpié el cuarto del heredero.
– Limpié mi cuarto.

¡…Y no son ni las 4 de la tarde!
Así las cosas me falta poco para terminar las últimas piecitas de Ai Candies para mandar la semana que viene. Bah, me falta empezar TODO un sombrerito… pero calculo poder hacerlo rápido durante el finde.

Así que los dejo con un pequeño picdump:

 

 

Este es un paquete que le mandé a mi amiga Rokko, que vive en Japón. El año pasado me había mandado ella uno y ya que no se vino para estos pagos, la dulzura hubo que mandársela por correo.
También le mandé uno a doña Sisti en España, que cumple años tudei. Ni de casualidad va a llegarle a tiempo, pero al menos el hecho de que esté sin acceso a internet me ayuda a que sea sorpresa. Tardía, pero sorpresa al fin.

 

 

Este es un paquete de porcelana que adquiri la semana pasada, pero al abrirlo me encontré que estaba todo chopodri. Y no, ni mi enfermiza atracción por los cultivos bacteriológicos me impidió ir a la librería a cambiarlo.

 

 

El domingo de madrugada, que me picó el bicho WiiFit-eril.

 

 

Varios accesorios de chupetines y un bocetín perdido en la hoja de trabajo. Todavía no me explico qué extrañas conexiones tienen mis clientes, que se las arreglan para pedir los mismos ítems, los mismos días. El mundo de las artesanías está lleno de misterios.

 

 

El otro día estaba yo leyendo blogs por ahí y alguien comentó cuánto le gustaban los hogares. Curioso como a veces hace falta que alguien comente su anhelo por algo para que uno caiga en sí que lo tiene. Pero bueno, le daría a esa persona mi hogar. …Si es que no lo necesitara. O fuera remotamente posible.
Por lo pronto no termino de entender tanto gusto.
Será que de puro friolenta realmente no me basta. 😛

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