Yerbas

Ya pasó otro año, y de nuevo es cumpleaños del monito. Y otro no-cumpleaños de Dadá.
Quisiera que las circunstancias fueran otras y pudiéramos recibir este cumple con un poco más de onda.
Principalmente hubiera querido que al enano no le de una pataleta cada vez que escucha el Feliz Cumpleaños. Pero bueh, todavía tengo esperanzas de que pueda explicarnos por qué corchos le jode tanto la cancioncita.

Esta noche volví a soñar con él después de… hm, ya ni recuerdo.
Estábamos en un recital o algo. Sé que no era una buena circunstancia, pero el resto del sueño no lo recuerdo. Solo sé que él tenía mucha barba y aquel horroroso bigote de siempre.

El martes fui a la Doc(a) y prácticamente me confirmó el diagnóstico de adherencias postquirúrgicas. «Prácticamente» porque sin operar se diagnostica por descarte y no, no vamo’ a operar.
La verdad es que me está hinchando un poquito las pelotas que no tengo esto de que si no me duele una cosa, me duele otra (y ya quisiera ser hipocondríaca). Nota mental: hacer lo imposible para jamás volver a pisar un quirófano.
Al menos todavía tengo la opción de la kinesiología. Si eso no ayuda, definitivamente me tiro por un barranco. Por lo menos la Doc me recetó algo un poco más fuerte para el dolor.

A ver, Uds. que saben ¿cómo se le explica a un niño de 4 años recién cumplidos que si no se pone un tapón, la nariz no le va a dejar de sangrar? *Suspiro*

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