Nunca jamás una rutina de ejercicios me había dado náuseas.
Me había costado.
Me había hecho chivar como HDP.
Me había secado la garganta.
Me había dejado temblando.
O me había sacado todo el aliento…
Pero ¿nauseas? No, es la primera vez.
Y solo llegué a la mitad.
¡A mover el culo, gorda!
Y si me quejo de lo mal que estoy hoy… ni me quiero ver mañana. >.<