Anoche

Anoche soñé que era… joven, por así decirlo. Era año nuevo y él vivía con su familia en una casa muy cheta en un pasajecito muy cheto. Su papá había puesto luces de colores en la calle para festejar.
Hasta que ya no era su casa, sino la de mis viejos y ya estábamos por irnos cuando su papá me pide un analgésico. Doy vuelta la casa y encuentro varios medicamentos, pero no el paracetamol que me pidió. Le digo que yo también ya me voy, que lo acompaño a un kiosko para que compremos un blister ya que su papá no habla español.

A la siguiente «escena» estoy en la calle, festejando con amigos. Por un momento me doy cuenta que no tenemos barbijos, y el susto se vuelve alivio. Toda esta pandemia era cosa del pasado. Me encuentro con C después de muchos años y me pide de hablar en privado. Me dice que me extrañó en todos estos años después de habernos peleado y me abraza fuerte. Ni despierta hubiera sabido como reaccionar.

Entre los amigos está él y charlamos, aunque no recuerdo de qué. Tenía puesto un buzo azul marino y jeans negros. Tenía el pelo especialmente largo y algo más claro.
En algún momento me siento a su lado, me da un beso y me siento… ¿cómo de 15? Una cosa lleva a la otra y terminamos en lo que solo puede ser un telo por la actividad y la cantidad de espejos. Lo paso bien, aunque realmente no tenía ganas y él… ¿tampoco? Me asegura que lo pasó bien y me alegra que no se disculpe. Yo no lo hago.