Nutella casera

¿Qué se puede decir de la pasta de avellanas con chocolate «Nutella» que ya no se haya dicho? Que vayas y te compres un tarro YA-HOY. Aunque probablemente ya lo he dicho.
Mi problema con la Nutella es que no la consigo fácil. Acá en Flores no parece haber super chino que la traiga. Durante un tiempo los ladrones de Carrefour vendían, pero luego dejaron de traer. Eventualmente empezaron a traer el émulo nacional, «Micky», pero se ve que se les zafó la chafaldrana por lo absurdo del precio. Como si necesitara más motivos para dejar de comprar en Carrefour…

Hace tiempo que le tengo ganas a esta receta. Como siempre, más que nada para ver si se puede hacer en casa algo remotamente parecido… Siendo que es un producto importado (de Brasil) que perfectamente puede desaparecer en cualquier momento de las góndolas argentinas.

Pasta de avellanas con chocolate

  • 100 g de avellanas
  • 130 g de chocolate (el que más te guste)
  • 200 g de leche condensada (más o menos 1/2 lata universal)
  • Opcional: 1/2 taza de leche

Tostar las avellanas. Esto se puede hacer en una sartén sobre la hornalla o con una plancha al horno. Yo lo hago en la hornalla por dos motivos: poder controlar mejor que no se me quemen y poder mover la sartén para que se tuesten más o menos parejo.
Una vez tostadas y frías, pelar las avellanas. Esto se puede hacer fácilmente con los dedos ya que es una pequeña cantidad. Dato: la cáscara de las avellanas tostadas sale prácticamente sola. Si te quedaron muchas cáscaras pegadas, es que faltó tostar más.
No hace falta que queden perfectas: si nos sobra algún cachito de cáscara no hay problema, se procesa con las avellanas y aunque esté quemada no incide realmente en el sabor.

 

 

Colocar las avellanas en una procesadora de alimentos y darle duro por un buen rato hasta obtener una pasta mantecosa y de aspecto arenoso. Al principio las avellanas parecen solo pulverizarse, pero a no desesperar. Después de un rato empiezan a largar el aceite y eventualmente la procesadora ya ni puede procesar más, por la consistencia de la pasta.
Cuidado con esto: si tenés una procesadora medio berreta no está mal cuidar de que no se sobrecaliente y demás menesteres.

 

 

Derretir el chocolate (puede ser a baño maría o en tandas de 30 segundos al microondas) y mezclarlo con la leche condensada. Unir con la leche y finalmente con la manteca de avellanas.
Esto último puede ser algo engorroso de hacer a mano: yo recomiendo procesar todo junto una última vez.
A la manteca la cuesta un poco integrarse al chocolate (en especial si no usamos leche) por lo que obtener un color uniforme no es suficiente indicador de que ya está. Procesar hasta que la textura de la pasta sea uniforme.
Dejar estacionar en la heladera para que tome el sabor final.

Dato: La pasta se endurece al refrigerarla. Si planeamos guardarla en la heladera (y  no me imagino por qué no) es bueno darle un margen de viscosidad. Si la queremos untable al sacarla de la heladera, debe quedar un poco más líquida que eso a temperatura ambiente.

Esta receta rinde entre un frasco  y un frasco y medio (de mermelada estándar) de pasta, según se le agregue leche o no.

 

 

El veredicto

No lo vale. Como que no da hacer un review negativo de mi propia pasta, pero al menos es importante explicar por qué:
Precio: No lo vale porque por el costo de las avellanas y la leche condensada te comprás mayor cantidad de Nutella de la que rinde la receta.
Trabajo: A todo lo anterior hay que sumarle, para colmo, el trabajo de tostar, pelar, procesar y mezclar los ingredientes.

El único aspecto en que definitivamente gana la pasta casera es el valor nutricional: A pesar de tener más o menos las mismas calorías que la comprada, la casera tiene alrededor de 13% menos de grasa total, 1 solo gramo de grasa saturada por porción (contra los 4 de la Nutella comprada), la mitad de carbohidratos y el doble de proteínas.
Cabe aclarar que esto resulta de comparar la Nutella de Ferrero con la versión sin leche. La diferencia se acentúa más si la hacemos con leche descremada, ya que esta aumenta el volumen de la receta sin aportar gran cosa.

Pero seamos realistas: Nadie come Nutella por sus valores nutricionales. Por más «saludable» que los hippies alimenticios juren que sean las versiones caseras, es un alimento bien calórico y si bien tiene bastante menos que su pariente industrial, contiene grasa saturada (de las avellanas y el chocolate).
O sea, de «saludable» no tiene nada si te bajás el tarro vos sola en una tarde…

 

 

¿Antie, pero y el sabor? ¿La textura?
La textura de la versión sin leche es apenas más arenosa (y creo que solo a la vista) y que sea menos pegajosa para mí es un pro (no se pegotea tanto a la cuchara o al paladar como la Nutella industrial). Queda algo dura si se refrigera, por lo que yo prefiero sacarla de la heladera un rato antes de atacarla.
La textura de la versión con leche queda -a temperatura ambiente- demasiado líquida para que sirva. Esta versión necesita frío para mantenerse untable así que ojo si se quiere untar sobre pan tostado o cualquier cosa calentita.

Si se usa chocolate con leche (en lugar de amargo) se logra una pasta más dulzona que se puede comer perfectamente sola y con cucharita. La versión amarga es un poquito más amarga que la Nutella industrial (me recuerda un poco al sustituto «Micky») y a mi parecer requiere aunque sea un pancito para acompañar. Supongo que se podría lograr un mejor híbrido combinando ambos chocolates, pero la verdad es que con hacer dos veces esta receta me alcanzó para satisfacer mi curiosidad.

Lo que me resultó más curioso de todo este proceso es como el sabor de la pasta varía a medida que se prepara. Ni bien se termina de preparar no es raro que la pasta tenga cierto sabor a «tostado» bastante inesperado, que a medida que la pasta se refrigera desaparece. Cosa ‘e Mandinga…

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