O «batido de queso crema» para los menos cipayos.

La época entre el final de las clases y Año Nuevo es algo conflictiva para mí. Más que nada porque me sigo despertando relativamente temprano, pero ahora sin ninguna necesidad. Lo que me causa una extraña relación con eso que la gente llama «desayuno».
Por lo general no me gusta desayunar, salvo que vaya al gimnasio. Seh, es pésima costumbre… Pero no es raro que el desayuno me caiga entre «raro» y «mal» ahora que hace calor y normalmente me es mucho más cómodo pasarme de largo hasta el almuerzo. Salvo esos días que me despierto con un agujero negro en el estómago, que no hay nada que hacer.

Así las cosas me vengo castigando con batidos. Son bastante fáciles de hacer y son fresquitos durante esas mañanas de más de 30°C.

Milkshake de Cheesecake

• 2-3 cucharadas soperas de queso crema
• Leche (para completar la medida de un vaso grande)
• 1 cucharadita de esencia de vainilla
• Azúcar o edulcorante a gusto (yo usé una cucharadita de Hileret Light).
• Opcional: fruta

Batir todos los ingredientes juntos por unos 20 segundos o hasta integrar el queso crema. Servir.
Si se quiere hacer una versión «light», usar las variantes descremadas de los ingredientes.

El veredicto

¿La verdad verdadera? (Que no es lo mismo que «la verdad láctea») no salió tan rico como hubiera esperado. Me pasa por usar del queso más barato del super (La Paulina). Que no está mal para cocinar, pero como ingrediente lo mejor es no darle protagonismo.
Aun así el resultado está bastante bueno. El sabor y la textura son muy agradables para algo que no lleva helado, fécula ni que ocho cuartos. El color deja algo que desear, pero para eso existe el colorante.
¿Mi parte favorita de este batido? Yo calculo que será por lo proteico, pero es una bebida que LLENA. Imposible tener hambre después de uno de estos.
En definitiva resultó una buena alternativa a los milkshakes del frutilla que venía tomando, que están buenos pero ya empezaban a cansar (ni hablar que ya se termina la época de las frutillas).