Huevada

Hace pocos días se cumplió el aniversario de la muerte de Dadá.
Para los que no la conocieron, Dadá fue la señora a quien yo llamé inicialmente «tía» y la última década «abuela». Pasa que Dadá (cuyo verdadero nombre era Luiza) en realidad era tía de mi mamá (hermana de mi abuela) y por ende mi tía abuela. El tema es que yo no me crié con mi abuela, me crié con Dadá. Y cuando tuve mejor idea de qué significaban ambas en mi vida, me pareció que el «tía abuela» le quedaba corto, distante. En lo que a mí respecta, Dadá fue más abuela que mi propia abuela.

Pero no me voy a poner aburrida con declaraciones de amor, sino que quisiera hablar de un objeto que pasó de miembro en miembro de la familia y hace algún tiempo se me dio por restaurar. Se trata de El Huevo.


El Huevo siempre estuvo en mi casa y fue de esos objetos cuya existencia siempre di por sentada, tal era la familiaridad. Sin embargo, como se guardaba con las cosas de costura no era algo que se viera todos los días, pero cada vez que lo veía TENÍA que jugar con él.
La verdad es que si bien siempre supe que tenía algo que ver con la costura, tardé un poco en preguntar para qué corchos es que habría de usarse un huevo -para colmo de madera- justamente en costura… Pues resulta que El Huevo es de la época en que la ropa rota se zurcía. Diría que eso fue hace siglos, pero la realidad es que en casa llegó a usarse (sea por pobres, tacaños o no tener nada mejor que hacer).
Los años fueron pasando y al ver que todas mis amiguitas compartían mi asombro cuando venían y jugaban con El Huevo, me dio a entender que no se trataba de un objeto de uso taaan común. Al fin y al cabo jamás llegué a ver ningún otro en la vida real (aunque vi que en MercadoLibre se vendían algunos).

 

El mío entró a la familia allá por 1930, si las cuentas no me fallan. Mi abuela Alzira cursaba la primaria en un colegio pupilo y entre los materiales que necesitaba se encontraba un huevo de este tipo. Según me contaron se lo pidió a uno de sus hermanos mayores -el Tío Patricio- quien inmediatamente se lo mandó. Por eso el «144» grabado a un costado de la punta: ese era el «número» de mi abuela en la escuela. En vez de ponerle el nombre a sus pertenencias, se le ponía el número. Le da un nuevo (o viejo) significado a eso de «ser solo un número», ¿eh?

No me imagino que caminos habrá recorrido El Huevo, pero en algún momento calculo que mi abuela se lo dio a Dadá, quien cada tanto lo usaba para zurcir el talón de alguna media.

 

No fue hasta algún tiempo después de la muerte de Dadá en 2010 que el huevo pasó a mis manos. La realidad era que la única que lo usaba era Dadá, ya que si bien mi Má siempre se dio maña para la costura, zurcir era algo que de poder… prefería evitar. Mi mismo caso. Fue ella quien me dio El Huevo.

Lo guardé en el gabinete de mi escritorio por algunos años, contenta de notar que el heredero, al verlo, se maravillaba y jugaba de la misma forma en que yo supiera hacerlo a su edad. ¿Pero la verdad? Siempre sentí que había una especie de cuenta pendiente con El Huevo y su legado.
Creo que fue en algún momento al final de los 90 que teniendo las manos llenas de quitaesmalte, Dadá manipuló El Huevo. Siendo que estaba barnizado, el exterior quedó percudido y manchado y así permaneció creo que más de una década, hasta Diciembre del año pasado.
El haber vuelto a encontrarlo, más el hecho de tener tela esmeril y barniz transparente en casa fue suficiente como para avivar mis ganas de restaurarlo. Al fin y al cabo, finalmente tenía el tiempo.

Fueron un par de intentos, errores, mucho aserrín e incontables capas de barniz en aerosol, pero creo que quedó bien. No me explico del todo porque quedó algo más oscuro que antes si el barniz era transparente,  pero no es algo que me quite el sueño. No logré que El Huevo quedara tan liso como antaño -creo que necesitaría el doble de incontables capaz de barniz- pero con que dure otros 70 u 80 años hasta que algún descendiente lo vuelva a restaurar, me conformo.

Lo que sí, espero que jamás se vuelva a usar para zurcir. Coser será muy lindo, pero habiendo 3x$10 en medias chinas imitación Nike, no es manera de gastar la vida. Que lo usen los chicos para jugar, que eso sí nunca pasa de moda.

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