Solvente Universal

Luego del muy duro y muy productivo día de ayer en la Feria Kooperactiva, hoy me tomé el día (aparte de llevar y traer al crío del cole y pagar una boleta revencida).
¿Y qué hice hoy? Pues poco y nada, en un remerecido Lunes después de un Domingo de trabajo.

Así que cociné.
No mucho ni nada que me guste demasiado, porque creo que no lo conté pero ando con el colesterol medio elevado. Es poco, pero lo suficiente para ponerme a dieta e indignarme con la vida, ya que si bien ando muy sedentaria, tampoco me mato con la comida. Pero bueh, ya lo sospechaba mi Doc. Con el tiempo que llevo tomando hormonas era algo que podía pasar.
Así que tampoco «cociné» lo que se dice «cocinar», sino que me tiré a hacer experimentos dignos de la científica loca que tengo adentro.

La historia  comienza en Febrero, cuando Tom se mudó a Buenos Aires y nos trajo un paquete de Twizzlers, entre otras golosinas. Fue un regalo genial, ya que siempre tuve la duda de qué gusto tendrían las tiritas esas, el problema fue que descubrirlo no fue tan genial como el gesto del yanqui amigo.

Posta, es como comerse una vela.
Y obviamente, nadie en casa ayudó a terminarlos.

Siendo que algo parecido sucedió el año pasado con una bolsa de malvaviscos, me puse a buscar alguna receta como para reciclar las golosinas. Quise hacer algo parecido al Postre Reciclado, pero en todas partes decía que los benditos Twizzlers son imposibles de derretir.
Mi conclusión fue que en E.E.U.U. no enseñan eso del «solvente universal» en las escuelas, o simplemente nadie se dignó a probarlo. Así que bueno, perdido por perdido y golosina que nadie va a comer por medio, decidí intentarlo.

Después de un pequeño test con dos pedacitos y ver que mal que mal se disolvían, corté mis Twizzlers en pedacitos bien chiquitos.
Esto resultó ser lo más molesto, ya que hay que cortarlos MUY chiquito y la verdad es que la textura y la consistencia son bastante hinchapelotas.

Y aun así, quedaron grandes…
A seguir los puse al fuego en una lecherita con agua. La verdad es que no sé si faltó agua o paciencia, pero parecieron llegar a un punto en que se emperraron y dejaron de disolverse. Quedaron cachitos MUY chiquitos, pero bueh. Lo importante es que resultó un jarabe mezclable con otras cosas.
Y por usar mi genial corta-frutas. 
¿Pues con qué?
¡Qué se yo! Mi idea inicial fue mezclarlo con fruta. En la heladera tenía unas peras excelentes que me dio algo de pena usar. Pero todo sea por la ciencia.
Hasta ahí todo bien, el tema es que con dos miserables peras no hacía nada, así que tuve que enchufarle bananas, que sabe dios cuánto las odio.
¿Qué, salir a comprar? ¿Cómo se te ocurre, con este día?
Pera + banana

Así que bueh, ensalada de pera con banana. Para mezclar con cera de vela jarabe de cereza rara.
¿Qué tan mal puede quedar?
Después de probarlo debo decir que no salió tan mal. La fruta esconde el sabor del jarabe y el jarabe disimula bastante el sabor de la banana en una mezcla que tiene cierto sabor a menjunje dietético.
Porque al fin y al cabo, tampoco es que los Twizzlers sean muy gordos o azucarados. Al parecer 3 tiras de esas tienen como 120 calorías, que es lo mismo que una barra de cereales (o un alfajor «Fulbito», descubrí recientemente).

Así que nada. ¿El veredicto?
Hasta que no se ve mal y no sabe feo. Dentro de todo es bastante sano… Pero definitivamente no es lo que se dice «rico».
Pero bueno, si de tres ingredientes dos ya no me gustan…  T__T

Tan solo espero que los otros dos -que nada tienen contra las bananas- se copen y lo coman.

O tiro todo por la ventana. xD

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