The frutish is a lie

Hoy tocan temas artesaniles (sí, sé que no es una palabra).

Estoy muy contenta, porque recientemente aprendí una forma de hacer frutillas mucho más copadas y realísticas (mezcla de reales con artísticas, je) que es un golazo (o va a serlo, según).

¿El problema? Que jamás salen bien en las fotos. Si el color no sale mal, es el brillo lo que sale raro. ¡No logro manera de hacerles justicia a estas frutillitas tan chulas!
Que filtros, que luces, que photoshop… Siempre se terminan viendo inmensamente falsas, justo que finalmente logro una manera de que el color y la textura se asemejen más a las de verdad.

¿Eh? ¿La forma? Se las debo. 😛

La webcam fue lo que más se acercó.

    Si tienen oportunidad de verlas en la vida real, recomiendo que no se las pierdan. No me enorgullezco tanto de una de mis creaciones desde los churritos que hice el día después de Navidad.

¿Eh? ¿Que nunca los mostré? ¡Qué vergüenza!

Hasta dulce de leche tiene.

    Con estos bebés (porque hice dos) hubo un montón de experimentación, desde el color, pasando por la forma, la manera de pegarle el «azúcar» y el barnizado final. Tuve que quedarme con uno. :3

Se me antoja

Otra cosa que hice y que me guardé es este brochecito cinnamon-roll-esco que armé para probar mis nuevas salsas.
Tiene defectos bastante obvios, pero no deja de ser muy apetecible.

¿Un secreto? Jamás probé los cinnamon rolls. ¿Dónde podré conseguir, así como quien dice en Capital? Porque el otro día vi la receta por el canal Gourmet y NI DA. xD

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